3.29.2018

Ante el vicio de pedir...



Tu personalidad transforma tu negocio en algo original pero tus defectos acaban con el.


Y es que tenemos que tener en cuenta que discernir entre un cliente que necesita nuestro servicio a uno que abusa de él a veces no es tan difícil confundirse. Muchos pensaremos que dependerá de los recursos que dispongamos en cada momento, no obstante siempre nos quedará un pensamiento paseándose por nuestra cabeza, ¿y sí este cliente nos aportará ingresos de alguna manera o de otra más adelante?
Esta cuestión la deberemos afrontar desde el primer contacto con un posible consumidor y cada día será más y más dificil poder deshacerse de un cliente que absorbe como un parásito nuestros recursos, al menos el más preciado: el tiempo:
A veces lo damos todo y no recibimos nada a cambio, pero aquí quiero ver lo que podemos llegar a dar.
Lo primero que deberemos hacer es analizar el perfil del cliente, porque algo está claro, el cliente no siempre tiene la razón. El usuario de tus servicios o de tus productos normalmente no sabe más de tu mercado que tú mismo y si es así, tenemos un problema.
Ya que tenemos claro que estas relaciones vampiras  no son muy adecuadas e implica aumentar el factor riesgo en nuestra empresa no nos quedará otra que volver a replantear al cliente el uso y disfrute de nuestro servicio con sus respectivas limitaciones.

No eres Google, no eres Apple, no eres Microsoft. Cuentas con un presupuesto reducido que implica limitaciones en tus servicios.

Valoremos en todo momento si ha habido en algún punto una información errónea o ambigua cuando le presentamos nuestro trabajo. ¿Ha sido así?
SI: En el caso que lo haya habido inmediatamente tenemos que actuar, citar al cliente si es necesario para replantear nuevamente en qué trabajas y como vas a poder ayudar al cliente, sin exagerar. Implícate, razona porque has llegado a lucirte de esa forma y de manera asertiva decide ante el cliente porqué no puedes dar más de sí. Cambia tu speech para la siguiente presentación a un nuevo cliente, no queremos que suceda otra vez.
De acuerdo, todos queremos ser muy guays cuando inicias una relación comercial pero no te dejes llevar por la emoción.
A veces nos pasa que tenemos intención de integrar servicios para ofrecer un mayor abanico de posibilidades en la que poder lucrarnos pero mucho cuidado con aquellos servicios que no sean de tu sector ya que serán más complicados en dominar y confundir al cliente a la hora de presentarlos. 
El poder de dialogar para luego crecer juntos.
NO: Consideras que lo hiciste bien aquel día y el cliente no tuvo dudas. No te queda otra que ser tajante, orientar al cliente de cuales son realmente sus necesidades que podrás satisfacer y acabar con la relación si no se encuentra ningún punto en común. Por supuesto tu posición debe ser conciliadora en el caso de finalizar la conexión que te unía con esa persona, ya que el cliente puede sentirse despechado y empezar a darte mala publicidad sobre tu negocio.
En cualquiera de los dos supuestos anteriores procura ofrecer alternativas; colaboradores, vías de información para un do it yourself e incluso proponer otras empresas que compiten contigo de manera directa.
Si no aplicas filtros en tus ventas tendrás que empezar por sanear tu cartera periódicamente. No querrás trabajar solo para un grupo reducido de clientes que impida dar a conocer tu empresa.
Estamos para ayudarnos pero que sea una ayuda mutua para todo lo demás valora siempre una colaboración mutua.

¿Ofreces más de lo que puedes dar?

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